Claves para una buena salud bucodental en los niños

Los niños tienen tendencia a sufrir la temida caries y otras patologías dentales, dada su particular frecuencia de ingestión de alimentos y, en buena medida, la naturaleza de algunos de estos. Por eso, es importante que un dentista vigile estrechamente su salud bucodental desde la erupción de los primeros dientes de leche.

La llegada de las dos primeras piezas molares, que viene a coincidir con los 18 meses, debe ser el detonante para adoptar estrictas pautas de higiene dental, pues asimilar hábitos adecuados desde la infancia supone establecer una sólida barrera a los trastornos de edades posteriores. No en vano, las estadísticas de salud bucodental arrojan un dato alarmante: un tercio de los menores de seis años padece caries.

Hay algunos factores, como la presencia del biofilm oral o de la placa bacteriana; y la abundancia de alimentos ácidos, como el ketchup; o ricos en hidratos de carbono, como pasteles y golosinas, que desencadenan un proceso gradual de desmineralización que es la antesala de la caries.

El cuidado de la salud bucodental en las primeras edades requiere la intervención cotidiana de los padres, para que el niño se cepille los dientes correctamente, algo fundamental para el éxito en la prevención. Esta maniobra rutinaria debe responder a los siguientes parámetros:

-Ser llevada a cabo después de cada comida. Con especial interés, si cabe, antes de acostarse.

-Realizar un cepillado de duración superior a los dos minutos.

-Sustituir con frecuencia el cepillo, pues mantenerlo más de tres meses lleva a la acumulación de materia orgánica que resta eficacia al cepillado.

-Usar un cepillo adecuado a la edad, con mango largo y empuñadura gruesa. A la hora de moverlo, lo correcto es trazar círculos, para limpiar las zonas laterales; y hacia adelante y atrás, para las superficies que mastican.

-En las primeras etapas, debe seleccionarse un cepillo de filamentos suaves y, una vez que el niño aprenda a hacer enjuagues, se recomienda el suministro de flúor para contrarrestar la desmineralización del esmalte.

Es altamente perjudicial que el niño se acueste con restos alimenticios entre los dientes, pues tener la boca cerrada durante varias horas produce un caldo de cultivo idóneo para el desarrollo del biofilm.

Por otra parte, sabida es la estrecha relación entre alimentación y salud bucodental, pues determinadas sustancias se comportan como grandes enemigas de esta. Especialmente, los azúcares, tan extendidos en alimentos y bebidas. En el caso de los bebés, el mismo biberón, si incluye un sustrato azucarado, puede estimular la génesis de la caries, por lo que, tras cada toma, se recomienda pasar una toallita húmeda por las encías del bebé.

Y, por supuesto, cualquier estrategia seria de fomento de la salud bucodental en los niños pasa por visitar al dentista, al menos, una vez al año. Un profesional de gran ayuda para las familias.

 

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